Llevo varios días pensando en qué escribir para este post. La idea original era escribir sobre lo moderna y tolerante que creo que es la sociedad asturiana, por lo menos la parte que a mí me rodea, pero acabo de ver en la prensa las pintadas de los bancos arco iris de Llangréu y se me acaba de ir el buen rollismo.
Solo puedo pensar que los seres humanos somos unas criaturas horribles, encontramos placer en hacerle la vida imposible a los demás, en lugar de centrarnos en disfrutar de nuestra propia vida. Debemos ser capaces de pararnos a mirar las pequeñas cosas que nos rodean, requiere esfuerzo, pero en el momento en que te centras en disfrutar de lo que tienes y en aceptarte a ti mismo, cada vez te molestará menos lo que hagan los demás. La tolerancia consiste en eso, haz tu vida y deja que los demás hagan la suya.
Siempre nos enseñaron que mirar para uno mismo y quererse era algo malo, eso es de narcisistas y egocéntricos, pero yo creo que es todo lo contrario. Cuando te quieres y te aceptas a ti mismo consigues también querer y aceptar a los demás tal y como son. Nunca conseguirás ser tolerante con los demás si no te toleras a ti mismo.
Las primeras veces que salí a pasear tras el confinamiento iba alucinada, todo en la naturaleza me parecía nuevo, diferente, asombroso… Tenía la sensación de mirar con los ojos de un naturalista del siglo XIX que está descubriendo un nuevo mundo y se maravilla de la diversidad de la naturaleza. Somos una especie asombrosa en un mundo asombroso, disfrutemos de la variedad que la naturaleza nos brinda y destruyamos menos.
“No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti” y “dos no discuten si uno no quiere” son dos frases que me enseñaron en el cole y creo que son dos buenos pilares para una sociedad.
Si no puedes ponerte en el lugar del otro simplemente no molestes.